Teatro

“. Todas las personas y todas las cosas tienen historias que contar. A algunas de ellas se llega a través de gente como yo, que las relata para que no se olviden. Otras, en cambio… se viven”
Laura Gallego García, Donde los árboles cantan

lunes, 23 de junio de 2014

Ensayo oposición interioridad-exterioridad en fragmento de La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca.

Representación en un teatro de Buenos Aires, década del 70.
A continuación se analizará un fragmento del segundo acto de la obra La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca. El fragmento transcurre justo después de una charla entre Poncia y las hermanas donde ellas muestran la envidia que tienen a Angustias, ya que ésta va a ser la única en acceder a la fantasía del "el exterior". En escena se encuentra Martirio, Amelia, Magdalena, Poncia y Adela. Todo ronda en torno al trabajo de los hombres en el exterior, con este, el calor relacionado con la alegría y la libertad, mientras que, en cambio, las hermanas son reprimidas dentro de la casa. Por esto, la tensión principal que se da durante este fragmento es la oposición adentro- afuera, interioridad exterioridad.

En un comienzo, se habla del calor que hace en los campos haciendo insostenible el trabajo de cosecha pues las campanadas que se escuchan (a través de varios muros) son las que indican que los hombre vuelven al trabajo. Esto, sin embargo, es negado por Poncia cuando les muestra que afuera hay alegría, y aquí, es donde se muestra la primera oposición realidad-imaginación, relacionada con la oposición interioridad-exterioridad, pues como ellas nos salen de su casa, sólo pueden acceder a la realidad de lo que pasa en los campos a través de Poncia.
"No hay alegría como la de los campos en esta época. Ayer de mañana llegaron los segadores. Cuarenta o cincuenta mozos"
Poco después, Poncia explica que los hombres contratan a algunas mujeres para llevárselas al olivar, y esto está bien visto por la sociedad. Es más, Poncia misma cuenta que ella había dado a su hijo "un dinerillo" ya que "los hombres necesitan esas cosas". Esta oposición ley social-ley natural en el caso de lo sexual no se ve justa para las mujeres ya que se considera que los hombres "necesitan" cosas que las mujeres no. Según lo expresado por las mujeres, esto no es cierto:
"Nacer mujer es el peor castigo"
 Con este mismo principio, Adela comenta que ni sus ojos le pertenecen, y que esto está relacionado con el deber, con la lay social, que las mujeres no pueden ni mirar lo que les plazca tiene que ver con que no pueden acceder a saciar su deseo. Sin embargo, clandestinamente a través de la ventana, símbolo protagonista de todas las "faltas" a las directivas de Bernarda, las hermanas eligen mirar a los hombres, a pesar de que no se les esté permitido. Poncia, por su parte, intenta no abusar de la situación:
"Tened cuidado de no entreabrirla mucho, porque son capaces de dar un empujón para ver quién mira"
Esto también se relaciona con la interioridad-exterioridad ya que Poncia, en parte, también trata de resguardar las apariencias. Si ellas "sucumben al deseo" al mirar por la ventana, que nadie de afuera lo sepa.
Finalmente, hacia el final, Martirio hace alusión al "calor" que le sienta mal. Este símbolo aparece durante toda la obra como representante del deseo sexual que tienen las hermanas. A Martirio este calor le sienta mal, debido a que ella sabe que su deseo nunca será satisfecho, ya que ella es la mas fea de las hermanas y también la más enferma. Esta enfermedad también se puede interpretar como la consecuencia de que es la que más quiere y no puede. El calor lo menciona Martirio como "interminable", afuera es una alegría, es época de cosecha y también es época de donde llegan los buenos mozos, aunque también esto adentro de la casa no se siente de igual manera:
"Estoy deseando que llegue noviembre, los días de lluvia, la escarcha, todo lo que no sea este verano interminable"
Esto después es lo que anticipa simbólicamente el desenlace. En este podemos ver cómo Martirio, envenenada por su envidia, le dice a Adela que Pepe el Romano había muerto y, por esto, Adela se suicida ya que con Pepe se iban todas sus chances para satisfacer su deseo sexual.
Representación actual de la obra en Tucumán.

En conclusión, la oposición interioridad- exterioridad es la principal en este fragmento debido a que el tema de conversación está ligado a los hombres en el campo y la alegría, mientras que adentro, Bernarda clama silencio. Así, también, la sexualidad que se les permite a ellos (ley natural) y que les está prohibido a ellas (ley social). Como símbolos principales encontramos la ventana, que separa el adentro del afuera pero sin dejar salir nada. El calor, que no es igual en el interior y en el exterior y, finalmente, los grandes muros mencionados al principio, que muestran las grandes distancias que existen entre las mujeres (realidad) y sus fantasías sobre el exterior (imaginación).