Teatro

“. Todas las personas y todas las cosas tienen historias que contar. A algunas de ellas se llega a través de gente como yo, que las relata para que no se olviden. Otras, en cambio… se viven”
Laura Gallego García, Donde los árboles cantan

miércoles, 11 de abril de 2012

Euge Suarez marca una nueva tendencia.

Los premios Clarín tuvieron grandes pasantes con espectaculares entradas en la alfombra roja, sin embargo, la que mas llamó la atención del público del sexo masculino fue la entrada de Eugenia Suárez, quien logró llevarse todas las miradas y, alguna que otra, mal pensada palabra por las damas que gustan de hablar del prójimo.
Cuando llegó la Limosina de Eugenia Suárez y su novio Ignacio “Nacho” Viale, todos notaron lo diminuta que llegaba a ser la prenda superior que llevaba puesta la señorita. Los periodistas se encimaban para poder contemplar la tan cargada delantera y hubo quien decidió usar el zoom manual. Un fotógrafo, desesperado por capturar el momento y luego vender su fotografía a cuan periodista se le interpusiera en su camino, presionó el botón disparador de tan sofisticado dispositivo como lo es una Cámara fotográfica, y luego tomó a nuestra formada dama por el brazo para poder ver su rostro de frente.
PÉRDIDA DE HILOS
El joven pudo ver no solo su rostro sino también los dotes que Dios le había dado a la tan bella mujer, debido a que su alianza se había abrazado fuertemente a la tan fina tela de la remera que, esmeradamente, se había abrochado la dama y cuando el fotógrafo quiso despegar su mano del cuerpo de la modelo, el anillo desistió de despojarse de tan sedosa sensación.
El pobre hombre esperaba que la tierra lo tragara mientras la señorita trataba de taparse ante las cámaras. Su novio, quien no se inmutó ni por un minuto, decidió que, definitivamente, no iba a dejar que se hiciera público lo que a él como hombre le pertenecía,  por lo tanto, sin ningún recaudo, tomó su propia remera y vistió torpemente a la modelo quien quedo con la parte trasera de la prenda hacia el frente. Tan cómoda debía de estar ella con la nueva vestimenta que posó para las cámaras como si fuera una sesión de fotos de ropa.
Luego de tan inesperada presentación la modelo tomo el desnudo torso de su novio por detrás y caminaron abrazados por la alfombra roja, pues todos tenían que saber después de todo ambos dos, el musculoso hombre y la desarropada  mujer, gozaban de un dueño igualmente agraciado.
• EL REGALO
Cuando el avergonzado fotógrafo llegó a su casa para vender las pocas fotos que había sacado antes del incidente, notó que, entre ellas, había una foto poco apta para algunas edades. Pues el disparo que él había producido decidió salir en el momento justo cuando él había contraído su brazo hasta quedarse con la diminuta prenda en su mano. Feliz, imprimió la fotografía y la guardó para, dentro de unos años, poder contar la anécdota, y soltar carcajadas junto con sus amigos o familia.